Las 48 Leyes del Poder. Ley Nº 10 – Peligro de contagio.
Evita a los perdedores y a los desdichados, ya que los estados de ánimo son contagiosos y tóxicos. Como una enfermedad infecciosa las personas que son desdichadas y perdedoras son artífices de su propia desgracia y terminan por transmitirla.
Evita lo infeliz y desafortunado.
Puedes sentir que estás ayudando al hombre ahogado, pero solo estás precipitando tu propio desastre.
El desafortunado a veces atrae la desgracia sobre sí mismos. También lo dibujarán sobre ti.
Cómo reconocer a un perdedor:
1. Dibujan la desgracia sobre sí mismos.
2. Tienen un pasado turbulento.
3. Tienen una larga línea de relaciones rotas.
4. Tienen una carrera inestable.
5. Tienen un personaje contundente que te barre y te hace perder la razón.
6. Tienen el deseo de destruir y perjudicar y está crónicamente insatisfecho.
7. Observa el efecto que tienen en el mundo que los rodea.
Qué hacer cuando conoces a un desdichado:
1. No discutas con ellos, esto es parte de cómo te atrapan.
2. No intentes ayudarlos sin importar lo que digan.
3. No pases a la persona a tus amigos o se enredará.
4. Huye de la presencia del infector o sufrirás las consecuencias.
Aprende a temer el poder de la infección:
El riesgo de asociarse con infectores es que perderá tiempo y energía valiosos tratando de liberarte. A través de una especie de culpa por asociación, también sufrirás a los ojos de los demás.
Al otro lado del espectro de infectores están aquellas personas que atraen la felicidad a través de su buen alegría, flotabilidad natural e inteligencia.
Son una fuente de súplica, y debes asociarte con ellos para compartir la prosperidad que recurren a sí mismos.
Tu regla de por vida:
Reconoce al afortunado y asóciate con él, reconoce al desafortunado y evítalo. No mueras de la miseria de otro. Más precioso que toda la terapia en el mundo y que también verás reflejado en tu economía.
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